miércoles, abril 12, 2006

Sigo en pie

Me gusta pasear de noche, cuando el silencio lo envuelve todo entre sombras y luces tenues, la ciudad parece más acogedora, menos agresiva, y los bichos nocturnos podemos salir, con las manos en los bolsillos y arrastrando los pies.
Ya no hay prisas ni aglomeraciones en estrechas aceras, que derivan a movimientos imposibles para lograr evitar lo que pudiera ser un leve contacto con algún desconocido. Ya no hay nada más que la ciudad y yo.

Las risas rebotan en las estrechas paredes de la calle, una pareja en primera fase del "ritual de apareamiento del ave rapaz" (todavía no van cogidos, es probable que ni se hayan besado), ríen nerviosamente mientras juegan con las miradas al escondite y, sumergidos en su nube de azúcar rosado, se alejan para abandonar la escena por la esquina.
Cuanto más sola me siento, más parejas me parece tener alrededor, es la otra cara de las farmacias o los cajeros, que los veo por todas partes, menos cuando necesito uno.

Tras tres patrullas de policía, dos grupos de guiris alcoholizados, un grupito de yuppies buscando prostíbulo para cerrar el negocio y un par de parejitas más; tengo suficiente por hoy, me voy a casa.
Mientras ando, levanto la mano y la dejo rozar las viejas piedras de la pared, y entonces te veo, doblando la esquina, cogido a ella: se te ve feliz. Sonríes satisfecho, con los ojos brillantes... esa mirada tierna me perdió. ¡Qué ingenua fuí! Las mismas mentiras de siempre, las mismas palabras de culebrón barato, los mismos gestos... y volví a caer sin pensarlo.

Tu no me ves, ya no puedes porque ya no estoy en tu lista, me tachaste el mismo día en que salí por la mañana de tu portal y nunca más me verás.
Yo a ti sí... por las noches, seguiré despertandome por el frío, esperando que me abraces para volverme a dormir, seguiré sintiendo tus suaves manos acariciarme, seguiré sonriendo cada vez que por la calle sienta un olor que me recuerde a ti, seguiré pensando que hay momentos en los que piensas en mí, seguiré creyendo que evitaste conocerme porque te daba miedo enamorarte, seguiré andando todos los días por la ciudad esperando a que me abracen, y seguiré, y sigo, en pie.

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