domingo, noviembre 26, 2006

Para todo lo demás... MasterCard ;)

Más allá de los focos hay un lugar donde la luz oculta la realidad. Un lugar donde la vida y la muerte unen sus caminos, donde las lágrimas y las sonrisas fluyen libres y se funden en un abrazo, donde los sueños son un manto de estrellas coronando la cumbre que resiste al tiempo. Oscuro, triste y sórdido cuando te acercas... ¿quién quiere llegar?
Allí descanso yo.
Entre las viejas piedras no hay tristeza. El frío viento desnuda mi alma y yo la contemplo, libre, bailar funky bajo los focos de los sueños y la esperanza. Nunca pensé que aparecieras de la luz para sentarte en la oscuridad, pero, lo que menos imaginé es que a oscuras alguien abriera los ojos y me viera. Me ves, ya no siento miedo, por primera vez nada me da miedo. Te veo, a mi lado, decirme que me quieres, y lloras, y te miro llorar, y me doy cuenta de que has hecho tuyo el lugar, ya no es mío, hoy es nuestro, hoy no estoy sola, y me río, y lloro. Me das paz. Dices que esto es mi regalo... no, éste regalo me lo has hecho tu, y yo, no abarco a imaginar nada que lo pueda compensar. Gracias. Por llegar hasta aquí, por apreciar la lluvia de estrellas, por esforzarte tanto buscando el modo de decirme, sin hacerme daño, lo que no quiero oír, por no callarte nunca lo que piensas, por perdonarme que aun no haya aprendido a decir te quiero, por ser como eres, por quererme como soy, por las risas, por las lágrimas, por mil días, por mil noches, por... una vida.
Nadie dijo que fuera a ser fácil, mi fortuna es tu compañía.


FELIZ CUMPLEAÑOS, de tu niña de las mejillas sonrosadas.

viernes, noviembre 17, 2006

...sigo en pie

Vibraba el móvil en la mesa mientras el camarero centraba toda su energía en captar mi atención con una sonrisa de latin lover, la cual le debía haber dado muy buenos resultados hasta el momento, por la convicción que transmitía. No estaba de humor, ni me molesté en despegar más de dos segundos los ojos de mi libro, lo justo para no derramar el café, y con un ahogado "gracias" le invité a desaparecer. Tardó unos segundos, parecía que iba a decir algo, seguramente en un intento de ser gracioso buscando una sonrisa de complicidad, pero el móvil le impulsó a desistir. No necesito a un tío para que me haga reír, me sé reír sola y, en la mayoría de los casos, me hago mucha más gracia. Las bromitas previsibles me aburren. Los hormonados de playa también, ya hice el cupo en su momento.
El número no estaba en la agenda pero decidí descolgar.
-Hola. ¿No sabes quién soy, verdad? - Susurró una voz grave y masculina envuelta en una risita pícara. -
Sabía perfectamente quién era pero no pensaba satisfacer su inmenso ego afirmándolo. Borré el número el mismo día en que le dije que no se molestara en volverme a llamar hasta que supiera lo que quería.
-No. ¿Debería?
-Ohhh... eso dolió. ¿Ya me has olvidado o sigues enfadada?
-Yo no me enfado, pero tengo una memoria selectiva muy cultivada.
-No lo suficiente... borraste mi número pero sigues acordándote de mi voz. - Se rió. - ¿Escuchaste lo último?
-Cariño, creo que te confundiste de número al llamar, búscate a una niñata a quién impresionar, a mí el rollo no me va. ¿Qué quieres?
-Lo sabes perfectamente...
-Lo dicho, te confundes de número.
-Veo que no estás de humor. Ok. ¿Estás ennoviada?
-No.
-A las 20:30h te paso a buscar, no te molestes en pensar una excusa. Hasta luego.- Y colgó. -

Estuve demasiado lenta, esperé durante meses esa llamada. Cada vez que sonaba el teléfono un soplo de esperanza cruzaba mi cabeza, pero él no llamaba, supuse que era su modo de decir: "me la sudas". Yo llamé una vez, no lo cogió, no volví a llamar. Prefiero perder la esperanza a la dignidad. Y ahora... ¿porqué llamó? Eso sí era nuevo: había descubierto el móvil más allá de un simple sms con hora y lugar, ¡sorprendente! Casi tanto como el: "te paso a buscar". Primera noticia de que era capaz de molestarse en recogerme... demasiadas sorpresas para un sólo día.
Una se arregla a conciencia por dos motivos: primero, y básico, conquistar; segundo, y vital, poder transmitir sin uso de palabra alguna: "esto es lo que nunca vas a tener... ¡desquíciate!"... no funcionó. Tal cual crucé la puerta y antes de poder pronunciar palabra alguna, me abrazó en medio de la calle. Me abrazó con todas sus fuerzas durante ¡10 minutos de reloj! Yo entré en un profundo estado de shock. Sentía sus musculosos brazos rodearme, los mismos que en las noches había buscado con desesperación, sin resultado alguno, ahora estaban allí, y yo no sentía absolutamente nada. Incapaz tan siquiera de abrazarle, me limité a apoyar mis manos en su cintura. Se separó un poco y mirándome a los ojos pronunció:
-¿Como has podido hacerme esto?
Y así fue como en un segundo la tortilla dió la vuelta, mientras yo, perpleja, escuchaba el dolor que le había causado y los reproches de frases completamente descontextualizadas de meses atrás. Me acababa de convertir en "la mala" y, sin darme cuenta, solté un:
- No quiero hablar de esto.
Y firmé mi sentencia, aceptando mi nuevo rol, yo era el cabrón y él la desdichada. Me faltaba tiempo para asimilarlo, estaba completamente en blanco, nada que decir.

jueves, noviembre 09, 2006

Silencio

Miro anochecer por la ventana, las horas dan paso a los días que se escapan y yo contemplo la ciudad con una melancolía bañada de sonrisas. Las luces de mil colores brillan sin cesar, su reflejo en el agua calmada del muelle contagia de belleza mis ojos, espejo de cuanto se cruza en mi camino, imperfectas esferas incapaces de retener nada. No es reproche cuando sé que mañana, otro día más, contemplaré la misma escena, una y otra vez, imagen perfecta de realidad soñada. Cinco años de realidad soñada. Cinco años esconden muchos sueños, muchas personas, muchos sentimientos, muchos... recuerdos que no se repetirán mañana. Esconden una vida levantada en medio del aire, colgada del fino hilo de la esperanza. No es tan fácil ser Pandora cuando sabes qué esconde la caja. Y cual caja sello mis labios, entre el silencio mueren mis palabras, no se irán con el viento, no se quedarán esperando la nada, simplemente morirán poquito a poco, se llevarán los sueños que las acompañan para dar paso a otros que quizás con más suerte se conviertan en recuerdos y con mucha formen parte de mi vida, donde las luces brillan todos los días al anochecer, y a pesar de eso las miro todos los días y cada día su belleza puede reflejarse en mis palabras.