jueves, abril 12, 2007

Mensaje en una botella II

Los amores de verano saben a miel en los labios, contagian el aire que los rodea del dulzor del algodón de azúcar de las ferias y son tan etéreos como un sueño.
A veces, en la oscuridad de la noche, contemplo el parpadear de las estrellas, y, si la luna se muestra llena, la nostalgia embriaga mi mente.
Cierro los ojos, el aire que me envuelve se torna brisa de septiembre acariciando mi rostro, posa en mis labios el lejano aroma de las flores de almendro y encantan mis oídos las Sirenas que se ocultan en tu risa, mientras el húmedo tacto de un fino camisón oculta la pasión que la luna llena desvela entre las terrazas de mi ciudad, luego, abro los ojos a la realidad:
Los amores de verano, pierden las hojas en otoño y el frío invierno les congela el alma que se rompe en mil pedazos antes del primer cálido rayo de primavera.