martes, abril 25, 2006

Lo que no ves

Veía la cortina de la puerta de la terraza revolotear entre la luz de las velas, su sombra proyectada en la pared se entrelazaba con el humo de su cigarro formando ríos de nada. Podía sentir el peso de su mirada recorriendo mi cuerpo inerte derrotado en el sofá.
-Relájate... no tienes que estar a la defensiva conmigo, no pasará nada, de verdad. Mejor te traigo otra, así te animas.
Oí sus pasos alejarse mientras mi mano agotada dejaba caer la copa sobre la alfombra, cerré los ojos y entró el vacío.
Volví en si, recorría mi cuerpo como una hiena recorre su carroña, su aliento como cristales rotos atravesaba mi piel y sus manos abrieron paso a mi perdición. Abandoné mi cuerpo a su destino por las lágrimas silenciosas que corrían mejilla abajo, una por cada vez que él golpeaba con fuerza contra mi, y allí, alejada de mi misma permanecí a la espera de que saciara su sed y abandonara mi cuerpo para poderlo recoger con cuidado y juntarnos otra vez.
-Eres la criatura más hermosa que jamás vi, me vuelves loco.

Resonaban sus palabras en mi cabeza mientras veía mi decadente reflejo en un espejo roto, las cicatrices me desfiguraban por completo el alma pero él eso era incapaz de apreciarlo como era incapaz de ver a través de mi mirada.

martes, abril 18, 2006

Apología de "La bella y la Bestia"

Parece que últimamente todo tiene que poderse clasificar, como quien maneja un archivador de bibliotecaria centenaria vamos desmenuzando todo cuanto nos rodea sin piedad, para reducirlo a un canon de realidad ínfima, y así, terminamos por comunicarnos mediante una redonda, con dos puntos y una ralla en su interior, convencidos de que dicha síntesis expresará mucho mejor nuestro estado de ánimo que cualquier práctica de la escritura convencional.
Hasta aquí uno dice: bueno, si la cuestión es comunicarse... ¡Qué más da cómo! Pero, ¿Qué pasa cuando lo clasificado son personas?

¿Qué escuchas? ¿Qué ves? ¿Qué te pones? ¿Por dónde te mueves? ¿Qué aficiones tienes?...
Eso está muy bien para etiquetar al personal pero, por favor, con tanto decorado no olvidemos que lo importante es la obra, dentro de toda fachada hay un hogar, a ver si nos acostumbramos a abrir más puertas antes de juzgar!!

miércoles, abril 12, 2006

Sigo en pie

Me gusta pasear de noche, cuando el silencio lo envuelve todo entre sombras y luces tenues, la ciudad parece más acogedora, menos agresiva, y los bichos nocturnos podemos salir, con las manos en los bolsillos y arrastrando los pies.
Ya no hay prisas ni aglomeraciones en estrechas aceras, que derivan a movimientos imposibles para lograr evitar lo que pudiera ser un leve contacto con algún desconocido. Ya no hay nada más que la ciudad y yo.

Las risas rebotan en las estrechas paredes de la calle, una pareja en primera fase del "ritual de apareamiento del ave rapaz" (todavía no van cogidos, es probable que ni se hayan besado), ríen nerviosamente mientras juegan con las miradas al escondite y, sumergidos en su nube de azúcar rosado, se alejan para abandonar la escena por la esquina.
Cuanto más sola me siento, más parejas me parece tener alrededor, es la otra cara de las farmacias o los cajeros, que los veo por todas partes, menos cuando necesito uno.

Tras tres patrullas de policía, dos grupos de guiris alcoholizados, un grupito de yuppies buscando prostíbulo para cerrar el negocio y un par de parejitas más; tengo suficiente por hoy, me voy a casa.
Mientras ando, levanto la mano y la dejo rozar las viejas piedras de la pared, y entonces te veo, doblando la esquina, cogido a ella: se te ve feliz. Sonríes satisfecho, con los ojos brillantes... esa mirada tierna me perdió. ¡Qué ingenua fuí! Las mismas mentiras de siempre, las mismas palabras de culebrón barato, los mismos gestos... y volví a caer sin pensarlo.

Tu no me ves, ya no puedes porque ya no estoy en tu lista, me tachaste el mismo día en que salí por la mañana de tu portal y nunca más me verás.
Yo a ti sí... por las noches, seguiré despertandome por el frío, esperando que me abraces para volverme a dormir, seguiré sintiendo tus suaves manos acariciarme, seguiré sonriendo cada vez que por la calle sienta un olor que me recuerde a ti, seguiré pensando que hay momentos en los que piensas en mí, seguiré creyendo que evitaste conocerme porque te daba miedo enamorarte, seguiré andando todos los días por la ciudad esperando a que me abracen, y seguiré, y sigo, en pie.

lunes, abril 03, 2006

Chuminadas primaverales

Aquí estoy, lunes, un día más, intentando sacarme de la cabeza a un tío que andará más preocupado del fútbol y pasarse algún juego de la play que de mi humilde existencia, a la espera de una señal divina que me de alguna pista de como cambiar eso (estupidez femenina, siempre pensando que se puede cambiar). Mientras le doy vueltas maquiavélicas a mi cabeza sin obtener resultado alguno me doy cuenta del desperdicio de tiempo y energía que estoy haciendo y llego a los mismos callejones sin salida de siempre. ¿Porque resulta tan complicado? ¿Será cierto que lo complico yo?

A veces me imagino el futuro con un súper ordenador del amor, él sabe toda tu vida, la de todos, va procesando información y mediante unas incomprensibles fórmulas matemáticas saca la solución final, tu media naranja (que habla otro idioma, vive en otra galaxia, en otra época, es de una especie físicamente incompatible y tiene una enfermedad mortal que le da pocos días de vida) ¡existe! ¡Que alivio!
De momento tendré que esperar a que la ciencia avance y ser partícipe de otro capítulo del "ritual de apareamiento del ave rapaz", como lo llama una buena amiga, y es que uno tiene que sacarse mínimo un máster para que todo funcione, luego haces las prácticas y la metes hasta el fondo. Mientras, mis amigos, casados, juntados o de vuelta de todo disfrutan de mis cuentos baratos de adolescente atrapada, yo sigo sin ubicarme entre tanto reglamento y terminando expulsada del campo. A lo mejor, este juego no es para mi, a lo mejor debería seguir de una vez por todas las pautas, a lo mejor... pero de momento sigo igual y aprovechando la llegada de la primavera, envuelta en un manto de esperanza y polen, antihistamínico en mano me lanzaré a la batalla.